"Blanca la ciudad, como un pozo de luz en el crepúsculo, brilla y late sin escalofríos. Así, mi espíritu, desembarazado de la espera cruel y amorfa, sin cargar la cruz que duele en sus espinas, en grácil danza de brisa sin narcóticos ni retornos... así, digo, mi espíritu de ameba transita sin pensar en los misterios ni en los planetas de colores pardos, ni en los deseos ya no deseados en la torre desmoronada y polvorienta. Y todo por la luz de la ciudad blanca de Sucre; por su tonta luz que me ha dejado mudo." (osjar; en http://diariodeosjar.blogspot.com/).
La ciudad que me toca pervivir
es una gran mancha de arena blanca que nace pero no acaba en el horizonte,
que ciega con la luz parda de sus entrañas
y sus piedras que duelen como duele el nacer,
como caer los pies al mundo en tosca danza.
Agrede y polvorea y desmorona el viento de esta ciudad, que como todo lo terrible
tiene nombre propio.
De cara a su soplo insaciable cierro los ojos, lo mastico como un insulto no proferido y
me refugio en la brisa de un recuerdo,
de un nombre que suena azucarado,
un nombre repetido en mí
con tantas caras.
Evoco su sonrisa de esta tarde
y se hace gema preciosa la hora del retorno de sus manos,
de sus manos transitadas por siglos, que con mi amorfa sustancia
moldearán palabras como latentes torres.
Mientras
los deseos se hacen tangibles como el viento, como las piedras, como la tonta luz de esta ciudad,
en la que prefiero andar muda
para que no me robe mis nombres.
21.4.07
19.4.07
Parque Nuestro
El parque antes era el parque.
Cada paseo era novedoso y efímero.
Caminantes difusos lo vivían cada día
y desaparecían cada noche.
Nunca supe sus nombres
no me interesan.
El parque estaba cargado de bullicio
y olía a algodón de azúcar.
Hay otro parque
que es el mismo pero
tiene dos siluetas sentadas sobre la hierba,
es silencioso y claro
y perfuma a sandía fresca.
Hemos sembrado un recuerdo en el parque
y todo lo demás se ha desvanecido.
Cada paseo era novedoso y efímero.
Caminantes difusos lo vivían cada día
y desaparecían cada noche.
Nunca supe sus nombres
no me interesan.
El parque estaba cargado de bullicio
y olía a algodón de azúcar.
Hay otro parque
que es el mismo pero
tiene dos siluetas sentadas sobre la hierba,
es silencioso y claro
y perfuma a sandía fresca.
Hemos sembrado un recuerdo en el parque
y todo lo demás se ha desvanecido.
16.4.07
12.4.07
ontología
Vendrá la vejez
ellos irán muriendo
y morirá en ellos mi recuerdo.
Y sólo quedarás Vos para pensarme y yo para pensarte.
Sé que te irás primero.
Un día, como humo, me irás olvidando.
ellos irán muriendo
y morirá en ellos mi recuerdo.
Y sólo quedarás Vos para pensarme y yo para pensarte.
Sé que te irás primero.
Un día, como humo, me irás olvidando.
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