9.2.24

*Torpes partículas* (27)

(27) Qué puede haber más íntimo que la honestidad. Desnudar el debería ser, soltar lo correcto y abrir el misterio de escucharse dentro. Exponer ante otro mi verdadero sentir, mi profundo yo sin máscara. El absoluto aconteciendo. Lo sublime del ornitorrinco.

*Torpes partículas* (26)

 (26) Llueve. Los cactus se desperezan en el pedemonte y abren sus bocas a la inmensidad. Beben el ciclo del océano; a veces sudor a veces lágrima. Aquí en el desierto, la vida agradece la vida. Yo me hago penca y broto flores desde mi ombligo mojado.

*Torpes partículas* (25)

(25) Llueve. El agua apaga las paredes calientes, vapores al fin van al cielo.

Me conmociona el instante, tanto quiero decir. El agua también fluye en mi interior y despega el bullicio de la olla de mi mente. Me lava dentro.

Abro los poros y disfruto la nada.

7.2.24

*Torpes partículas* (24)

(24) Algunos miramos la noche y de repente un aire inmenso llena cada intersticio y nos expande. Los límites del cuerpo se difuminan. En ese instante uno es todo; estrellas, neutrinos, campos energéticos, flujo temporal, Samadhi, eternidad, río de Heráclito...

5.2.24

*Torpes partículas* (23)

(23) Tenía 11 años, en lo más alto de un fresno decidí que probaría todo lo que hubiera por descubrir. Arte, música, ciencia, obvio. Sabores de helado ridículos. Proezas torpes del cuerpo, desde bucear hasta dibujar en pasteles a Kobain. Cuánta bella vida hay.

*Torpes partículas* (22)

 (22) Ritualitos cotidianos: descalzarme al llegar a casa, sea invierno o verano. Sacudir la yerba antes de cebar el mate. Buscar formas en las nubes mientras camino al trabajo. Desparramar mi cabello en la almohada para dormir. Pensarte al despertar. 

*Torpes partículas* (21)

(21) Llegará un día en que lograremos hablar el lenguaje de los árboles. Les diremos que siempre estuvimos perdidos y necesitamos su sabiduría. Ellos reirán tan fuerte que agitarán la litosfera hasta brotar volcanes que engullirán lo que quede de este mundo.

*Torpes partículas* (20)

 *Torpes partículas* (20)

Nunca hubo fronteras, ni dueños, ni razones mejores que otras. Nadie es único. No entendimos que somos un organismo. Células de trabajo y vínculo, cada humano es una torpe partícula sin voz ni sentido en solitario. Ah, si todos pudieran sentirlo...

*Torpes partículas* (19)

(19) Escribir me relaja. Soy toda ahí mientras sucede. Cada letra me transita y soy la cadencia del trazo, la danza de la tinta en su bidimensión, el principio y el fin, la respiración hamacándose en las hebras de la escritura. El instante detenido. Eternidad.

25.1.24

*Torpes partículas* (18)

(18) Nacer es empezar a desplazarse. Trepar la niñez; correr la juventud, multiplicarse la adultez. Detenerse y observar, la madurez. El agua nada, el viento despeina los sarmientos y el planeta danza en el cosmos. Nada está quieto mientras se mueva el tiempo.

17.1.24

*Torpes partículas* (17)

(17) Miramos telenovelas para aprender sobre el amor y p0rno para entender el vínculo sexual. Seguimos fracasando en ambos escenarios y aún así, cuando escribimos o si damos consejo, repetimos esos argumentos fallidos. No lo sé Rick... ¿Seré yo la equivocada?

12.1.24

*Torpes partículas* (16)

(16) Los días nublados no son reales. El reloj detiene la arena en la mínima cintura entre el antes y el después. Los escarabajos se entierran y las arañas destejen y tejen. Así hasta que sale el sol o la oscuridad completa su elipse y se otorga la eternidad.

11.1.24

*Torpes partículas* (15)

(15) En un día normal imagino unas 100 posibles divergencias, resultado de lo que estoy haciendo o pensé hacer. Ninguna sucede al final. La vida es mansamente ordinaria, las catástrofes que urdí se desvanecen. Sólo permanece la magia del beso al volver a casa.

*Torpes partículas* (14)

(14) Me da una tonta emoción encontrar un personaje en un libro que tenga mi mismo nombre. Leo con minuciosidad sus acciones y busco similitudes conmigo, como si todas las Clara tuviéramos una esencia común y allí, en el texto, de pronto me fuera rebelada.

10.1.24

*Torpes partículas* (13)

(13) Acá es verano, allá invierno. Acá atardece, allá amanece. Las antípodas son un lugar vital para el alma. Dan perspectiva y quitan ombligo. En cualquier idioma, nos emocionamos por los movimientos estelares o el gorjeo del agua. La vida es breve, no jodan.

*Torpes partículas* (12)

(12) Llueve. La lluvia bajo el sol abre portales a otros universos. Me cebo un mate. Lo breve siempre me sedujo. Hay paz en una mirada. Un instante. El temblor de la gota antes de caer. El instante de transición. Lo que no volverá. Mi casa huele a naranjas.

1.1.24

*Torpes partículas* (11)

(11) Se trata de mí. De mi alegría, de mi lugar de inmensidad, de sentir/ser/estar en paz. Enamorarme del mate que preparo, de lo confortable que es vestir estas ropas, de mi sonrisa. Entonces sabré qué es esto tan bueno mío y abriré esta bonanza al mundo.

*Torpes partículas* (10)

(10) Se trata del otro. De verlo cada día como si fuera una persona nueva que te abre la curiosidad, de quien quieres saber sus gustos, sus sueños, las cosas que le emocionan. Como 

que acaba de aparecer en el mundo y brilla interesante ante tí. Porque así es.

30.12.23

*Torpes partículas* (9)

(9) Un gato baja a comer en mi patio todas las noches. Lo nombramos Boris. Un día dejó de venir, nos pusimos tristes. Hoy ha vuelto y nos damos cuenta de que la vida vale por pequeñeces así: seres para amar sin enjaular; alegría por compartir minutos breves. 

29.12.23

*Torpes partículas* (8)

(8) Los sueños siguen siendo un espacio que se resiste a nuestras lógicas y explicaciones. Entonces elegimos creer en conexiones y vínculos místicos. ¿Y si fuera cierto? ¿Seré alguno de esos desconocidos que aparecen de figurantes? ¿Alguien me soñó anoche?

28.12.23

*Torpes partículas* (7)

(7) ¿Quiénes somos cuando parece que no tenemos nada para aportar? Si nos comparamos con la experticia robótica, perdimos. La diferencia entre oficio y arte sigue siendo el principal argumento para pensar y distinguir las tareas humanas de las robóticas

*Torpes partículas* (6)

(6) Me propuse hacer un ejercicio de pensar cada día, me salió escribir. Hacer un texto exige pensar o al revés, el pensamiento se materializa en palabras. Escribir es una tecnología que puede optimizarse con el uso analítico y se hace arte sumando la emoción.

27.12.23

*Torpes partículas* (5)

(5) Cuando era muchacha hice Taichi. El maestro dijo una vez: Hay que permanecer presente. "Si lavo los platos, estoy ahí, lavando. Sólo eso". Me fui enojada; odiaba lavar. 25 años después, entiendo. Vivir es ese ahora. Me entrego al agua, me limpio, soy ahí.

*Torpes partículas* (4)

(4) Las limitaciones son un maravilloso espacio creativo. Por ejemplo los 280 caracteres, que obligan a una tarea de edición, concreción, puntuación y claridad. Todo sin perder la elegancia lingüista, la belleza lírica y la pulcritud gramatical.

*Torpes partículas* (3)

(3) De chica me daba vértigo el universo, la idea de tal inmensidad que mi mente no podía abarcar. Veía a Carl Sagan señalar estrella y galaxias y yo apenas lograba memorizar las casas en mi calle. Cuando entendí que el truco era olvidar y seguir, pude volar.

*Torpes partículas* (2)

(2) Tal vez amar es despojarme de todo lo que aprendí sobre el amor. El hombre íntegro, honesto, liviano y sabio que me acompaña dice que nos encontramos cuando ambos estuvimos igual de despojados. Y que somos reflejo. Aceptar esos adjetivos también es amar.

*Torpes partículas* (1)

(1) Veo fotos de hace 20 años y es como espiar la vida de alguien más, alguien que no soy yo, ahora. Por el camino quise sembrar ideas, personas, proyectos. Me fui deshojando, dejé parte de mí. Me fui desnudando para encontrar mi ser más honesto.

24.8.17

Ella me dirá que existe la magia.
Que magia es eso que no podemos explicar.
Y tal vez yo le responderé que entonces la magia es el amor, o al revés, o todo lo mismo.

vendrá

Ella vendrá y me dirá que me quiere. Y yo temeré y flotaré un instante, todo al mismo tiempo.
Ella vendrá a responderme la pregunta que no me salió hacerle.
Me dirá que elige el sendero donde quepamos cómodos los dos. Ella hablará de nosotros y temerá y flotará. Ambos sabremos que no temblamos por el otro ni por uno mismo. Temblaremos por ese sendero, ese espacio que hemos deseado que exista. Alguna vez creímos que ciertas cosas armaban una fómula de felicidad, un lugar a donde llegar, donde todo sería -por fin- liviano y fácil.
Ella dirá que no precisamos armar un sendero, que el camino a veces es un círculo, y a veces es un punto alrededor del cual gira todo, como una calesita pero al revés. Yo creeré que la entiendo. O tal vez ya no me interese entender.
Ella me dirá que me quiere hoy y antes y después. Y que no precisamos acomodar el universo para querernos. Ella tendrá una llave en la mano, me dirá “es de mi casa”
-He abierto mi casa porque ya no preciso guardar nada dentro. Podés entrar a mirar, si querés, o no querer mirar, o no entrar, o entrar con los ojos cerrados. Has bendecido mis fantasmas, has hecho posible que vuele cuando quiera y donde quiera, y entonces yo me siento bien en vos y no me interesa volar- me dirá. Ella no me dará la llave, porque la puerta no se cerrará. Ya no hay nada que esconder, amor.
Ella abrazará mis teorías y mis emociones. Ella me besará por la noche y por la mañana, y me extrañará cuando estemos lejos. Y pensará en mí cuando vea esos almohadones que quedarían lindos en mi sillón, allí donde quiere que le haga el amor a veces mientras miramos una película.
Ella me dirá que hacer el amor es tomar nuestras manos, a veces. O pellizcarme la espalda. O dejarse recorrer bajo la ropa. Ella me cuidará sin decírmelo, porque no quiero que nadie me haga de madre. Tal vez ella nunca entienda la línea del planchado de mis camisas y alguna vez se olvide que el médico me recomendó comer sin sal. Y yo la querré por eso, o pese a eso. Porque ella cuidará mi sensibilidad y mis miedos y yo la cuidaré a ella.

abundancia

Así se siente la abundancia, dice o piensa uno de nosotros.
El todo.
Allí está tu piel y tu mirada abiertas.
Allí la calidez de una cama enorme en la que nos navegamos
y nos reencontramos
y nos sorprendemos
y nos transpiramos
y nos abrigamos
y nos extrañamos
y nos reconocemos
indefinidamente hasta que sale el sol.

Petrificados en la inmensidad arrebolada,
ínfimos nos abrazamos y caemos en la esencia del amanecer aconteciendo.
Un instante de divinidad, de completud,
de entrega a lo magnánimo y eterno, de trascendencia,
un pulso apenas audible donde me siento cuidado por una vez, posible por una vez.
Tu pecho respira sobre mi cuerpo,
y en ese vaivén comprendemos que estamos de paso.
Y nos rendimos, subyugados ante la misma emoción de nacimiento
que compartimos sin haber usado una sola palabra.
Y ella, sumergida en el vapor de una pileta o de mis caricias.
Y yo, sumergido en su risa, sus ojos o su escote, todo a la vez.
Ella desnudándose a contraluz, dorada de sol poniente, descubriéndose mujer en el fondo de mi mirada, descubriéndose ella en mí, profunda en mis pupilas que se abren para recibirla.

Y decimos irnos pero caemos uno en el otro, como muñecas rusas yo en vos, dentro tuyo y rodeándote y vos dentro y rodeándome y ninguno realmente fuera ni dentro, interpenetrándonos y abrazándonos simultáneamente, en un infinito detenido entre dos respiraciones, compartiendo un mismo aire relamido y realimentado y renovado una y otra vez en la circularidad perfecta de respirarnos indefinidamente.

llegar

La noche trae deseos y ella tarda en llegar. Extrañarla es una parte bonita de quererla.
Regresé con la piel erizada, los ojos brillantes y las cosquillas maravillosas de desearla como a los diecisiete años. Entonces yo no lo sabía -y ella no había nacido- pero ya la deseaba sin que existiéramos en este mismo universo.
Elijo preguntarme sobre quiénes somos, juntos, cercanos, conectados. Y por qué. Alguna vez, me digo, exploraré el misterio de vernos infinitos y eternos desde antes de conocernos en esta vida… Y entonces ella entra en el auto, aromada de shampoo y deseo. Una chispa eterniza el beso pequeño del reencuentro, de extrañarnos, de ser de vuelta hombre y mujer sin más. Todo desaparece en la temperatura suave de sus dedos escribiendo amores entre mis cabellos. Nada más, torpes humanos, nada más que eso para ser feliz.

nido

Madrugada. Te has dormido sobre mi hombro con la tele encendida, tu mano pequeña anidando la mía. La observo mientras me asombro de que el nido seas vos, un nido en medio de mi cuerpo, yo te rodeo pero vos sos el nido. ¿sabrás que sos nido?
Como un contorsionista me voy acomodando alrededor de tu figura, casi sin rozarte. Mi mano sigue ahí en la tuya, siendo nido que anida.

Me entrego a nuestra magia inexplicable: te siento. Algo sucede en vos mientras dormís o existís más allá de los graznidos de la casa y sus habitantes. En tu nido hay luces, hay vientos, hay océanos e infinitos, todo aconteciendo en simultáneo mientras respirás dormida y yo te observo en mí. Me entrego a esos latidos, navego en tu claridad. Un instante de rendición ante tu luz que duerme, tal vez para que no lo sepas.
Tu mano pequeña se mueve lento sobre la mía. En la mesa, los amigos hablan de la trascendencia humana, la moral y la ética ciudadana, o del último juego de truco compartido. Tu mano y la mía danzan una melodía privada, se dicen amores y deseos, se acompañan y vuelan juntas. Tu mano pequeña crece en la mía, se expande a mis brazos y acaricia mis sienes. Te siento respirándome cerca, mientras debajo de una mesa de vasos medio vacíos y miradas de sueño empezamos a conectarnos con lo inenarrable. Cierro los ojos y te desnudo subiendo la escalera, te recorro con la lengua, los labios, el aliento, muerdo tu espalda mientras me hundo en vos, me sumerjo en tu delicia y allí permanezco, dormidos uno dentro del otro, ahí donde todo es perfecto, y donde siempre es siempre.
Amarte es un estado fractal:
nuestros caracoles se regeneran indefinidamente
en lo mínimo.  

k

Hilos tendidos hacia atrás
como si mis pasos de ausencia quemasen
las almas que besé

me tomo el poder de poseer
la parte suya que fue nuestra:
lo besé antes de irme
llevándome la potestad de todo recuerdo

yo seré ese recuerdo especial
(especial en mí)
y para no perturbar mis aguas claras
no volveré a mirar

* * *

pero vos
que te has ido primero
que has vuelto primero
que has tenido todas las potestades
vos
que no puedo decirte que no con honestidad
(sólo con esfuerzo y engaño)
con vos me rindo
que el universo cobre las potestades que hube arrebatado
una, dos
espero que no más
dese por pagado
me digo
dese por restablecido
y en paz


19.6.17

glissando

despertaría al amanecer acercándome a tu piel
y un par de mates después
saldría a perder mis sandalias en el parque
entre sonrisas de transeúntes asombrados
y el agua de los aspersores

habría montones de aciertos perdidos
tal vez para encontrar
y en el glissando del reloj solar se acurrucaría el día
recordando tu nombre

regresaría al enjambre de tu sexo
a enmadejar un rato el nido de tu cama
y ver esa luz tan clara
de mi nombre en tus ojos
al dormirme
y despertaría al amanecer acercándome a tu piel

18.6.17

El hombre que calla está desnudo. 
Acerca su piel a la mía y una pequeña luz le sube a las pupilas. 
Y yo amo a ese hombre encendido. 

El hombre que habla necesita construir un universo más allá del que ya es en sí mismo. 
Levanta bellos puentes como rutas alternativas, caracoleadas y complejas 
para llegar a pequeños espacios de su piel, 
o murallas de apretada trama tras las que cobija su vulnerabilidad blanca. 
Y yo amo a ese hombre refugiado, también.

Me has pedido que no llegue a esos lugares. 
A veces acepto tus límites.


La mujer que observa está vestida. 
Trae ropajes abrigados en inconmensurables capas superpuestas, 
y sabe que debajo de todo eso está desnuda. 

La mujer que habla se busca a sí misma por caminos equivocados,
y también lo sabe. 

A veces me pierdo en ambas, a veces me enfurecen. 

En el espacio de la verdad
llana y temporal
puedo entender que encuentros y desencuentros
son la misma cosa.

Este poema
acepto
es un espacio de rebeldía
o de acomodación

Amé ese lugar donde no hubo lugar para las palabras
y luego necesité palabras
y luego la carcajada sobre mí
que precede al espacio de sagrado silencio
donde me acurruco en paz infinita y presente
otra vez.
La energía es un camino maravilloso hacia vos. 
Ahí puedo encontrar lo que tu boca no sabe decir. 

No hace falta más que un roce para entendernos. 

Tus manos políglotas me han hablado de fuego, de pasión y deseo. 
De amor. De angustias. De miedos. 

Tus manos me contaron sobre tu existencia milenaria y tu tránsito por múltiples universos. 
Y sobre tu consciencia humana en lo incógnito de las emociones:
tus anclas de seguridad en este océano que conecta y desnuda y enciende y duele, todo a la vez. 

En el instante del roce acaece el universo simultáneo de lo vivido, ancestral y porvenir.
Todo alrededor calla. Como cuando cerramos los ojos en la montaña y seguimos andando.

A veces desdeño las palabras con que nos mentimos, como si fueran las únicas.
También recuerdo las que nos dijimos con miedo, las que barbotamos con torpeza antes de cruzar el océano de aire entre nuestros cuerpos.

Tus manos me hablan de la eternidad en que existimos.
Y luego
cada centímetro de tu cuerpo
me obsequia el silencio 
de saber que todo decir resulta innecesario.
porque mi cuerpo te extrañaba
me pregunté

si algo en mí estaba averiado.

4.9.14

senderos

él y yo nos elegimos
sin tambores ni trompetas
sin fuegos artificiales
             (sólo en los ojos y en la piel encontrándose sin buscarse)

se encendió el horizonte
más allá
se expandió como un suspiro de extrañarte
y permaneció la caricia
como un oboe antiguo bajo la epidermis
construyendo senderos de hormigas
              de montañas, valles y lunas

nos elegimos
hasta asfixiar la resistencia entre los labios
y parir latidos en la madrugada  

20.3.14

Allí


Su cuerpo desnudo descansa, una pierna enroscada en la sábana y el resto sobre el colchón. Algo acaba de pasar, algo más allá de todo lo que alguna vez hubiese podido imaginar. Acaricio la piel suave que se relaja a mi lado. Recorro su contorno con un dedo curioso y me detengo en la magia absorbente de sus ojos. Quiero estar allí, quiero ser allí.

Mi cuerpo en la claridad del mediodía, mi cuerpo sin ropa que se mueve al trasluz en la ventana semiabierta semicerrada. A veces los espacios no acaban de definirse, dice e incorporo cada palabra.

No me importa entender, saber, definir, organizar; tener razón deja de ser una posibilidad. Sólo compartir momentos, ser nuestras miradas reconociéndose, percibir de alguna forma que sentimos al unísono.

Tenemos un cuerpo para sentir, es lo que más hacemos, dice y llena todo lo existente de su aroma a cúrcuma. Las palabras nos han abundado en demasía. Hablan las siluetas silenciosas acercándose. No podría ser quien soy sin haber sido lo que fui, y cierra su filosofía con sus brazos alrededor de mi espalda.

Me recorre, me saboréa, me eriza. Callamos. Es maravilloso todo lo que se puede decir de esta manera, la propia claridad de la habitación habla con nosotros. No te devoro porque no quiero apropiarme de ti, me responde. Sabemos que nada nos pertenece, todo existe para existir, el sentido es construido, agrega meciéndose sobre mis caderas. He aprendido a amar sin tener, a amar dejando.

Ya no te quiero. Querer es necesitar, es hacer objeto de deseo, de posesión.

Yo te amo, afirman sus ojos y su boca y su mejilla tibia respirando sobre mi pecho. Comprendo que amar no individualiza.

Ama todo lo vivo. Ama lo que camina y vuela en el universo, lo que brota y se entrelaza y regresa a la tierra. Lo que se ve al amanecer y lo que sugiere la noche. El amor perfuma todo como una magnolia, dice y hace brillar los objetos alrededor.

No sé si entiendo ese amor. Algo dentro mío se debate porque quiero ser sólo nosotros, tocar sólo nosotros, inhalar sólo nosotros. No preciso tu cuerpo para amarnos dice y me estremezco.

A dónde hemos ido mientras las sábanas danzaban con nuestra piel. Aquí y ahora dice y llora.

Estamos en el mundo así. Todo excepto nosotros vive de esa manera. Lo hace el árbol que donde pierde una rama brota una nueva. Y el ave apedreada que asume que ya no volará ni cantará. Sin lamentos ocurre la vida la muerte el ciclo. Seamos también el ciclo dice y abrazo sus lágrimas.

El amor no duele. Duele todo lo demás. Lo que no es amor, lo que se aleja.

Precisamos la sabiduría del árbol, es lo último que dice y sé que no volveremos a vernos.

26.2.14

oxímoron

la pausa parece calma

reposa el deseo
latente

tu voz se construye en sueños
tus ojos devoran volcanes
tus manos me cabalgan

nunca sé si estás ahí
hasta que te niegas
y estás

deseo

vi una estrella fugaz
la primera

lo único que vino a mis labios
fue tu nombre

cómo interpretarán las deidades
mi deseo

24.2.14

hemisferio

Desnuda la noche
de cerrojos nimios me apropio para espiar
orión y la cruz del sur
titilante
tu hemisferio imaginario.

Alguna vez
de tu mano
seré llave que cuaje tibia
o polilla en un rastro
pelusas que atraviesan
todas las mirillas imposibles

libros

Leo a las personas como libros.
Algunos maravillosos y atemporales.
Otros predecibles o sencillos.
Me apasiono por unos pocos
y puedo recitar sus momentos de magia.
La memoria guarda lo indispensable.

En la palma de la mano atesoro
los que no me canso de leer.
Esos que cada vez me sorprenden,
que se renuevan
y me siguen acompañando en las vueltas
ampulosas del camino
de la vida.