24.8.17

abundancia

Así se siente la abundancia, dice o piensa uno de nosotros.
El todo.
Allí está tu piel y tu mirada abiertas.
Allí la calidez de una cama enorme en la que nos navegamos
y nos reencontramos
y nos sorprendemos
y nos transpiramos
y nos abrigamos
y nos extrañamos
y nos reconocemos
indefinidamente hasta que sale el sol.

Petrificados en la inmensidad arrebolada,
ínfimos nos abrazamos y caemos en la esencia del amanecer aconteciendo.
Un instante de divinidad, de completud,
de entrega a lo magnánimo y eterno, de trascendencia,
un pulso apenas audible donde me siento cuidado por una vez, posible por una vez.
Tu pecho respira sobre mi cuerpo,
y en ese vaivén comprendemos que estamos de paso.
Y nos rendimos, subyugados ante la misma emoción de nacimiento
que compartimos sin haber usado una sola palabra.

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