26.7.07

ventanas

Qué gran abridora de ventanas sería

la que asomarse inocente pudiera al infinito

y rescatase entre sus penumbras y sus luces de un pálpito

un espacio silencioso contiguo al momento de abrir los ojos como ventanas

para abarcar el designio insondable del tiempo

en el preciso instante en que se desnuda en infinito

frente a la gran ventana en que sus manos se apoyan

para abrirla en diestra intuición pero apasionada

aún desconociendo el más allá

de esa ventana.

la desnuda

la mujer desnuda

amontona sus papeles y palabras,

se cubre las vergüenzas con discursos

y enmascara los ojos en los gestos.

Se esconde la desnuda entre la gente,

cree perderse en la marejada del mundo.

Cuando descubre su ineludible desnudez,

se despoja de los símbolos

apacigua el desconsuelo

y el ansia.

Desnuda

nada ha de perder

o de tener.

Desnuda

siquiera importa el nombre.

Esa soy yo.

presencia

Es el mundo que fluye a mi lado

lentamente en el tedio,

en frenesí ante tus ojos.

Es el mundo, como una canilla abierta,

que percute mi piel en lenta agonía de gotas de tiempo

o ahoga mi sensatez a borbotones en tu presencia,

en tu preciosa, perfecta, desvanecida presencia.

abrazo

Tu último abrazo

lo di en inocencia.

Me arrepiento de no haberte apretado más fuerte

más fuerte

más fuerte

tanto que mi piel te atara al mundo

o latiendo en mi pecho

que en ella murieras.

simbiosis

Si al morir sos un espíritu espontáneo,

¿te quedarás conmigo?

asumir

Aprendí a decirte adiós.

No hubo lágrimas

ni desgarros

en ese instante perpetuo.

Hubo claridad.

tea

Tal vez la literatura sea una tea,

una brasa leve

que de mano en mano

perdura las palabras ajenas

latiendo en la propia palma

apenas un precioso instante.

vínculo

La última vez que te miré

supe que sería la última vez

que tus ojos mi miraran.

He vuelto a verte;

tus ojos ya no están para mí.

Por eso

ya no te miro.

lucecita

Te fuiste apagando,

pequeña luz,

lucecita,

como pálido atardecer,

rojos violetas,

lucecita,

dejaste tu última voz,

tu más alta belleza ,

tu potente grito silencioso resignado,

tu fuego en los demás,

en mí,

lucecita.