veo estallar mis muñecos, veo el aserrín que les sale por los rasgos, deshaciéndose sin haber sido...(Fernando Pessoa)
Aprendí a decirte adiós.
No hubo lágrimas
ni desgarros
en ese instante perpetuo.
Hubo claridad.
Publicar un comentario
No hay comentarios.:
Publicar un comentario