26.7.07

ventanas

Qué gran abridora de ventanas sería

la que asomarse inocente pudiera al infinito

y rescatase entre sus penumbras y sus luces de un pálpito

un espacio silencioso contiguo al momento de abrir los ojos como ventanas

para abarcar el designio insondable del tiempo

en el preciso instante en que se desnuda en infinito

frente a la gran ventana en que sus manos se apoyan

para abrirla en diestra intuición pero apasionada

aún desconociendo el más allá

de esa ventana.

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