Esa única vida que le han dado
frágil se tiende bajo el vientre del tiempo.
Cuando los líquenes sequen
y sólo arena gris recorra el aire,
ni sus libros ni su imagen asombrarán al eterno polvo.
Qué importa entonces el signo.
Ella lo pensará,
intentará desnudar la piel que viste
para vivirla en su efimeridad lo más intensamente posible,
y se despedirá sin haber hallado un sentido
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