Aún no es de día.
Cruzo el parque
que cruje bajo mis piés.
La perfección blanca del suelo
se agita en efímeros vapores
que anticipan el día.
Nadie se detiene a mirarlos.
Podría desangrarme en esa llanura;
mi roja existencia
sería una mancha más
en este espacio prístino
ausente de la vida
de los pasajeros de mi parque.
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